x/infinito=0
Aver, al hacer una media de un número x con uno y, el valor se acerca a y, y si es x con dos y, más, etc. Ahora:
(x+y)/2=
(x+2y)/3= (mas cerca de y)
(X+(infinito)y)/(infinito)= y Despejando...
X/infi + (infi)y/infi = y infi y infi se van...
X/infi + y = y y e y se simplifican...
X/infi=0
Saturday, June 28, 2008
Acnedotas de roleo - NEXUS WARS
nota: Han sido sintetizadas para su mejor disfrute
Lección en el Tejado
Ujalu: Ujalu (Mymidón)
Chico: Raglaz (Semi-Demonio, Pariah)
"Qué es tu mantra?"
"Mi qué?" El chico habló sin moverse, un ojo cerrado y el otro firmemente puesto sobre la mirilla. Sus manos estaban perfectamente estables, acunando su rifle cómo un hijo único. Un dedo descansaba ligeramente en el gatillo.
El señor mayor intento a suertes una miradita rápida por encima del borde del techo al patio que estaba debajo. "Hrm. Aún está allí. Tú mantra! No tienes uno?"
El chico no dijo nada, lo que el hombre tomó cómo un no.
"Verás, cuando yo me apunté por primera vez... Hace ahora cincuenta años o más... Hicieron que encontrasemos nuestro propio mantra. Lo dirias a ti mismo antes de cada disparo hasta que te calmases. Repite, repite, expira. Tu cuerpo se mueve con tus pulmones. Expira a la vez que aprietas. Has escogido un blanco ya?"
"Sí. Camiseta azul, ojos graciosos. Lado derecho"
"Vale. Ajustate al viento. Expira. Di tu mantra"
"No tengo una mantra."
"Encuentra uno."
El chico sonreia, dedo apretando el gatillo. El rifle sentía cómo una extensión de sus brazos, sus ojos. "Encontré uno," dijo. "Que le fo**** a los ángeles"
Duelo en la Abadía
Ujalu: Ujalu (Mymidón)
Espadachina: Kylta (Mymidónesa)
En la luz del sol moribunda, ellos estaban presentes en la tranquila abadía, las olas suspirando en la distancia. Las espadas estaban polidas a la perfección, atrapando las ultimas chispas de luminiscencia, creando intrincados juegos de iluminación mientras los dos espadachines avanzaban y se retiraban, fintaban, estocaban, reposaban
Acero cantaba con su voz familiar, esperando para esa apertura, ese error fatal
Resposo, finta, ataque, reposo
Con una grácil pirouetta, ella giró, trajendo su hoja para un ataque bajo, la cual el de forma experta, eludió con un paso, apuntando a su hombro descubierta
"Touché!" Dijo ella.
"Otra?" Preguntó él.
"Pués bien, mientras el sol siga en pie," Ella respondió.
"Tendrá que ser uno rápido ,entonces, " el acordó.
"Nunca lo son."
Lección en el Tejado
Ujalu: Ujalu (Mymidón)
Chico: Raglaz (Semi-Demonio, Pariah)
"Qué es tu mantra?"
"Mi qué?" El chico habló sin moverse, un ojo cerrado y el otro firmemente puesto sobre la mirilla. Sus manos estaban perfectamente estables, acunando su rifle cómo un hijo único. Un dedo descansaba ligeramente en el gatillo.
El señor mayor intento a suertes una miradita rápida por encima del borde del techo al patio que estaba debajo. "Hrm. Aún está allí. Tú mantra! No tienes uno?"
El chico no dijo nada, lo que el hombre tomó cómo un no.
"Verás, cuando yo me apunté por primera vez... Hace ahora cincuenta años o más... Hicieron que encontrasemos nuestro propio mantra. Lo dirias a ti mismo antes de cada disparo hasta que te calmases. Repite, repite, expira. Tu cuerpo se mueve con tus pulmones. Expira a la vez que aprietas. Has escogido un blanco ya?"
"Sí. Camiseta azul, ojos graciosos. Lado derecho"
"Vale. Ajustate al viento. Expira. Di tu mantra"
"No tengo una mantra."
"Encuentra uno."
El chico sonreia, dedo apretando el gatillo. El rifle sentía cómo una extensión de sus brazos, sus ojos. "Encontré uno," dijo. "Que le fo**** a los ángeles"
Duelo en la Abadía
Ujalu: Ujalu (Mymidón)
Espadachina: Kylta (Mymidónesa)
En la luz del sol moribunda, ellos estaban presentes en la tranquila abadía, las olas suspirando en la distancia. Las espadas estaban polidas a la perfección, atrapando las ultimas chispas de luminiscencia, creando intrincados juegos de iluminación mientras los dos espadachines avanzaban y se retiraban, fintaban, estocaban, reposaban
Acero cantaba con su voz familiar, esperando para esa apertura, ese error fatal
Resposo, finta, ataque, reposo
Con una grácil pirouetta, ella giró, trajendo su hoja para un ataque bajo, la cual el de forma experta, eludió con un paso, apuntando a su hombro descubierta
"Touché!" Dijo ella.
"Otra?" Preguntó él.
"Pués bien, mientras el sol siga en pie," Ella respondió.
"Tendrá que ser uno rápido ,entonces, " el acordó.
"Nunca lo son."
Friday, June 27, 2008
Paranoias
Yo, sacerdote rezo a través de un laberinto de espejos a los eclipes de luna pequeña. Envio promesas eniebladas, sacrificios. Mis palabras viajan atraves de el túnel. A veces son respondidos. Sus palabras rascan mis piedras. Yo abrazo estas piedras y los guardo. pero temo que los espejos sean curvos. Que mi culto sea una razón sin razón y que lo que veo es lo deformado o lo que yo interpreto. No hay traductor, sólo mis interpretaciones. Pero yo sigo rezando a los eclipses de luna pequeña. Los últimos dias, esperando la noche, no he recibido respuesta. Rezo demasiado poco?. Sus palabras ya no se rascan en mis piedras. Espero pacientemente la iluminación definitiva y los rezos sin responder refutan que no lo recibiré.
Confundo a divinidades con nuevas doctrinas. Mi miedo y decae tras conocer la verdad. La verdad es aùn incompleta y creo que nunca la recibiré. Creo que cómo pescador, no he tirado suficiente, con el miedo a que sea bota. Quizás ya sea tarde de conocer que ha sido. Sólo me queda un anillo que sella un pergamino. Pesan en mis manos. Debo enplazarlo cómo fiel albañil. Pero los espejos confunden. Espejos que fluyen de mi sangre.
Mi alma pesa. Se pregunta y se consume a si misma. Guardo mi anzuelo y el anillo con el pergamino entre mis escudos. Mi conciencia me recuerda que quizás el túnel de espejo revelaba cartas con sellos donde tan sólo leía yo los apellidos. Mi doctrina carecia de sentido. Una espada se hunde en mi pecho. Más y más. Más allá de el mango. Se hunde más allá del mango. Me retuerzo y intento proteger mis reliquias, sabiendo que quizás sean de ecos que yo atrapé. La espada da un giro y se vuelve a clavar. Mi sangre crea más espejos. Yo intento romperlas. La espada sigue clavandose. En mi mente perpetua la imagen del eclipse de luna pequeña.
Me doy cuenta del creciente número de fieles a mi doctrina. Me complace en algún sentido. Sin embargo mis voces no son parte de ellos. Tambien me complece en algún sentido. Ambos sentidos dejan un margen a no complacerme y quizás allí se halla escondido el portador de la espada, junto a mi mano.
La espada es un ratón. Auyentado fácilmente por entes ajenas a la mía. Sin embargo, a veces me arrastro a quitarmela. Abandono mi caparazón mortal y lo invierto. Mis manos se cortan. Sangran. Pero nunca se mutilan. No puedo sacarla. Mi mitad confiesa que es medallón de mi religion. Cedo.
Hay unas cartas. Es de una divinida nueva. Pero yo me aferro a los rastros de mi religion. Intentaré rechazar a esta nueva deidad sin insultarlo. Intentar engañar a una divinidad. Vaya hazaña por delante. Mi mano aprieta con valentia el pergamino y el anillo que lo sella. La espada sigue clavada y ocasionalmente me retuerzo en su dolor.
Han pasado muchos años.
Mi antigua religión se mantiene, aún muy débil. Parece que las rocas ya no son tocadas. Las examino y analizo que ha pasado , cómo leer una crónica. Encuentro más mensajes debajo de ellas, donde no miro. Pero están muy viejas y desgastadas. Es una pena
Parece que las aguas han vuelto a cambiar, Pero el cubo de hielo se mantiene adamante, reflejo de dos entidades. Las aguas deforman la vision del cubo si estas en las aguas, pero muestra su verdadera forma si eres marinero. Deberia canalizarlo.
Mas años han pasado, el entorno frío, ajeno a esta descripción. Los espejos volvieron a brillar una vez mas. Me sorprendió, y ignoré mis ojos. Pero a la tierra girar, cada vez mas abundantes eran. La espada lo agarro con mis manos.
Mas años, entorno todavía frío, ajeno a esta descripción. Los espejos se han fundido. Los eclipses de luna pequeña arden en mis mismos ojos. El pergamino anillado vibra. Pero las razones mismas de la doctrina me cuestionan, sobre la razón misma de la devoción y si tales son correctas.
Pues eso, lo he extendido un poco. Lo extenderé más luego.
Confundo a divinidades con nuevas doctrinas. Mi miedo y decae tras conocer la verdad. La verdad es aùn incompleta y creo que nunca la recibiré. Creo que cómo pescador, no he tirado suficiente, con el miedo a que sea bota. Quizás ya sea tarde de conocer que ha sido. Sólo me queda un anillo que sella un pergamino. Pesan en mis manos. Debo enplazarlo cómo fiel albañil. Pero los espejos confunden. Espejos que fluyen de mi sangre.
Mi alma pesa. Se pregunta y se consume a si misma. Guardo mi anzuelo y el anillo con el pergamino entre mis escudos. Mi conciencia me recuerda que quizás el túnel de espejo revelaba cartas con sellos donde tan sólo leía yo los apellidos. Mi doctrina carecia de sentido. Una espada se hunde en mi pecho. Más y más. Más allá de el mango. Se hunde más allá del mango. Me retuerzo y intento proteger mis reliquias, sabiendo que quizás sean de ecos que yo atrapé. La espada da un giro y se vuelve a clavar. Mi sangre crea más espejos. Yo intento romperlas. La espada sigue clavandose. En mi mente perpetua la imagen del eclipse de luna pequeña.
Me doy cuenta del creciente número de fieles a mi doctrina. Me complace en algún sentido. Sin embargo mis voces no son parte de ellos. Tambien me complece en algún sentido. Ambos sentidos dejan un margen a no complacerme y quizás allí se halla escondido el portador de la espada, junto a mi mano.
La espada es un ratón. Auyentado fácilmente por entes ajenas a la mía. Sin embargo, a veces me arrastro a quitarmela. Abandono mi caparazón mortal y lo invierto. Mis manos se cortan. Sangran. Pero nunca se mutilan. No puedo sacarla. Mi mitad confiesa que es medallón de mi religion. Cedo.
Hay unas cartas. Es de una divinida nueva. Pero yo me aferro a los rastros de mi religion. Intentaré rechazar a esta nueva deidad sin insultarlo. Intentar engañar a una divinidad. Vaya hazaña por delante. Mi mano aprieta con valentia el pergamino y el anillo que lo sella. La espada sigue clavada y ocasionalmente me retuerzo en su dolor.
Han pasado muchos años.
Mi antigua religión se mantiene, aún muy débil. Parece que las rocas ya no son tocadas. Las examino y analizo que ha pasado , cómo leer una crónica. Encuentro más mensajes debajo de ellas, donde no miro. Pero están muy viejas y desgastadas. Es una pena
Parece que las aguas han vuelto a cambiar, Pero el cubo de hielo se mantiene adamante, reflejo de dos entidades. Las aguas deforman la vision del cubo si estas en las aguas, pero muestra su verdadera forma si eres marinero. Deberia canalizarlo.
Mas años han pasado, el entorno frío, ajeno a esta descripción. Los espejos volvieron a brillar una vez mas. Me sorprendió, y ignoré mis ojos. Pero a la tierra girar, cada vez mas abundantes eran. La espada lo agarro con mis manos.
Mas años, entorno todavía frío, ajeno a esta descripción. Los espejos se han fundido. Los eclipses de luna pequeña arden en mis mismos ojos. El pergamino anillado vibra. Pero las razones mismas de la doctrina me cuestionan, sobre la razón misma de la devoción y si tales son correctas.
Pues eso, lo he extendido un poco. Lo extenderé más luego.
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